Luis Fabián

Barranquilla, Colombia

Mientras Él Viene, Nosotros Cantamos, adoramos y Vivimos

Por Luis Fabián, para Heaventurn.com

Barranquilla, Colombia. Mi ciudad natal, mi hogar. Pero mi historia musical y espiritual es una travesía que me ha llevado mucho más allá de estas calles, un camino que ha sido moldeado por semillas divinas plantadas en el momento justo, conversaciones que parecían casuales y, finalmente, un encuentro profundo que redefinió mi propósito. Si estás leyendo esto en Heaventurn.com, es porque Carlos y el equipo de Haventurn buscan esas historias que van más allá de lo superficial, que profundizan en el corazón de la música y la cultura cristiana. Y esta es la mía.

Mis Primeros Acordes: El Baño, el Maestro y el Bus

Desde muy niño, la música fue mi lenguaje. La historia es clásica: cantaba a todo pulmón en la ducha. Mis vecinos lo notaban, especialmente la vecina de al lado que le decía a mis padres: «Oye, Luis Fabián canta bien». Ellos lo escuchaban como un comentario más, sin darle mayor importancia. Mi pasión principal era el fútbol, jugaba muy bien, pero la música siempre estuvo ahí, una llama interna que no se apagaba.

El primer punto de inflexión llegó en la secundaria, con un maestro que respetaba muchísimo. Durante un ejercicio en clase, cuando me tocó hablar de mí, él me miró y dijo: «Oye, ¿tú trabajas con tu voz?». Yo tenía como 12 años, y esa frase me marcó. Me dijo que yo tenía una voz para cantar o para la actuación, que me dedicaría a trabajar con mi voz. Me preparé para un acto especial en la escuela, y esa primera actuación fue muy especial. Marcó un antes y un después, y desde entonces, la música estuvo en cada escenario de mi vida.

Al terminar el bachillerato en 2002, quise estudiar música profesionalmente, pero la matrícula era un desafío. Fue entonces cuando, más que por necesidad fue por una curiosidad de experimentar, comencé a trabajar cantando en los buses de servicio público. Junto a dos amigos, nos subíamos a cantar. Recuerdo una anécdota que siempre cuento: una señora, una ancianita, se levantó en el bus y me dijo:

«¡Tu talento es del Señor, pero arrepiéntete!». Me decía que el Señor me había dado esa voz para alabarlo a Él. Yo, aunque le seguía la corriente y decía «amén», no entendía del todo. Hoy, entiendo que Dios usó «varios recursos» para llamar mi atención.

Semillas y Siervos: El Llamado en Medio del Vallenato

Entré a estudiar en Bellas Artes en 2003. Lo que más me impactó fue que el 90% de los estudiantes de música servían en sus iglesias locales y eran los más talentosos y disciplinados. Había uno en particular, Clever, con una voz impresionante, que se hizo mi amigo. Cuando le preguntaba cómo tenía esa voz, él me respondía: «Sí, esta voz me la dio el Señor. Y es consagrada para el Señor» con una voz profunda de locutor. Yo no entendía nada. Incluso, bromeábamos con eso. Pero un día él me explicó: le había pedido a Dios la capacidad de cantar y prometió consagrar su canto solo para Él. Eso me sorprendía, su determinación.

Después de Bellas Artes, comencé a trabajar con grupos locales, sumergiéndome en la escena del vallenato. Era «el flaquito que cantaba en los buses y estudió en Bellas Artes». Mi camino me llevó a trabajar como corista con Felipe Peláez, un artista muy querido en Colombia y muchas partes del mundo

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Fue en su agrupación donde conocí a Luis Guillermo Zabaleta, el acordeonero. Él se acababa de convertir y su vida había sido «transformada del cielo a la tierra». Su deseo era compartir las buenas nuevas con todos en la agrupación. Nos predicaba constantemente, a los veinte integrantes. Un día, llegó con 20 Biblias y nos regaló una a cada uno. Yo, sinceramente, pensaba: Oye, dónde quiera que voy están los evangélicos predicando.

Pero la persistencia de Luis Guillermo era innegable. En cada gira, él nos compartía un mensaje, como la parábola del sembrador. Yo intentaba mostrarme fuerte, pensando que la música era mi única religión, pero qué va. Después de esos encuentros, me encerraba en mi cuarto de hotel y todas sus palabras me daban vueltas. Oraba en silencio: «Señor, yo sé que esto es real, muéstrame, háblame». Luis Guillermo decía que Dios le hablaba, le mostraba, le decía. Yo quería eso mismo, pero directamente.

El Punto de Quiebre: Un Salmo, una Noche en Nueva York

Así que, desesperado, recurrí a Google: «¿Cómo Dios le habla al hombre?». Salieron miles de respuestas. Entre las primeras, encontré una prédica de Josué Irión que me impactó. Él preguntaba: ¿Cómo quieres que Dios te hable si no lees su palabra, si no lo buscas en intimidad?. Cada cosa que decía, me hacía decir: Cierto, ninguna de esas cosas hago yo.

Decidí poner manos a la obra. Tomé la Biblia que Luis Guillermo me había regalado, que estaba archivada, y comencé a hojearla. Empecé a prestar más atención a sus mensajes y, en la intimidad, a encerrarme y hablar con Dios, a decirle: «Señor, mira, te entrego mi vida».

El encuentro definitivo sucedió en una gira en Estados Unidos, en Nueva York, la primera vez que estuve allí con Felipe Peláez. Esa noche, todos salieron a explorar la ciudad, pero yo estaba experimentando una tristeza profunda. A pesar de estar girando y haciendo lo que quería, me sentía muy triste y melancólico. Me quedé en el hotel con la Biblia, orando: Señor, yo quiero que tú me hables. Mira cómo me siento.

Abrí la Biblia y comencé a leer los Salmos. Fue entonces cuando me encontré con el Salmo 51, el Salmo de David. Todo lo que leía, era «lo que yo quería expresarle a Dios». Fue tan impactante que me derramé en llanto por media hora. Sentí cómo se me iba un peso de encima, cómo se quitaba la venda literalmente. Fue mi encuentro personal con Jesús, con Dios.

«Mientras Viene»: Un Álbum Familiar, un Mensaje Eterno

Desde ese día, mi vida y mi música se transformaron. Mi álbum «Mientras Viene» es el reflejo de esta nueva etapa. Mi esposa tiene dos canciones, y mi hija también sale en el álbum. Incluso tenemos una versión «kids» de «Pegao». Fue un anhelo de mi corazón que mi familia mirara en la misma dirección, que mi esposa fuera apasionada por la presencia de Dios y que mis hijos crecieran amándolo. Verlo manifestado en este álbum es una respuesta a esa oración.

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La portada del álbum es otro elemento clave, totalmente conectado con el mensaje. Fue inspirada en Hechos de los Apóstoles, en la iglesia primitiva, en cómo esperaban la venida de Jesús viviendo como si cada día fuera el último. La portada tiene tres elementos principales que simbolizan esa verdad:

  • La pecera: Simboliza el mundo, lo limitado.
  • El pez: Nos simboliza a nosotros, los cristianos.
  • El cielo/el mar: Representa nuestro hogar celestial, lo eterno.

El pez que sale de la pecera y va hacia el cielo simboliza nuestra travesía, dejando lo limitado de este mundo para ir hacia donde realmente pertenecemos. Quisimos que fuera una ilustración, una obra de arte «hecha a mano», con una técnica punto por punto, para transmitir lo orgánico y que somos «la obra de arte perfecta del creador». Hicimos un ejercicio en redes donde la gente interpretó la portada, y fue fascinante.

Además, el sencillo «Primera de Corintios» es una predicación, una canción que literalmente canta la Biblia. Es mi forma de anclar la palabra en la música.

Mi Iglesia Local: El Fundamento y la Familia

La iglesia local ha sido el base y fundamento para todo lo que hago. Me considero un «predicantor de la palabra», y eso se ha formado en mi iglesia. Junto con mi esposa, servimos como pastores de jóvenes. Cuando no estoy viajando, estoy ahí, sirviendo en casa. Hemos crecido en la palabra y en la formación gracias a nuestros pastores.

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La iglesia ha sido, literalmente, una familia para nosotros. Hace seis años, mi esposa enfrentó una enfermedad, y la iglesia nos levantó los brazos, como describe la Biblia que Aarón y Hur lo hicieron con Moisés. En momentos donde no teníamos fuerzas, ellos estuvieron ahí. Por eso, valoro, respeto y cuido la iglesia. Es la esencia de la familia que experimentamos día a día.

El Futuro: Un Movimiento en Acción

Estoy constantemente creando en mi home studio. Ya estoy preproduciendo nuevas canciones que tengo guardadas hace años. Lo próximo que viene son unas versiones en vivo de las canciones de «Mientras Viene», grabadas en un concierto acústico que hicimos en enero. Más allá del concierto, mi objetivo es que «Mientras Viene» se convierta en un movimiento. Nosotros somos las manos de Jesús aquí en la tierra, y la idea es sembrar en los corazones que debemos tener una alta expectativa de su venida, pero que mientras Él viene, estamos en acción con lo que Él nos ha llamado a hacer.

El próximo mes arrancamos una gira local aquí en Colombia, y en septiembre estaremos en Estados Unidos. Estamos tocando puertas intencionalmente para llevar este movimiento a muchos lugares. También, vienen más canciones con mi hija, haciendo versiones de mi catálogo en su voz, y más canciones con mi esposa.

Este es mi presente y mi futuro. Es mi compromiso de seguir usando mi voz, esa que me fue dada desde niño y que fue consagrada al Señor, para ser parte de un movimiento que siembre fe y esperanza, «Mientras Viene». Gracias, Carlos, por este espacio y por el tiempo que tomaste en escuchar mi música y mi historia. Eso lo valoro enormemente.