¿Crees en los ángeles? –Me preguntaron un día. – ¡Claro que sí! –respondí de inmediato. Lo que jamás imaginé es que ellos, los ángeles, fueran a intervenir en mi vida de la forma en que lo hicieron. Esta podría ser la reflexión de Julio, el protagonista de Diamantes en la noche.
Él y su esposa Sara son un matrimonio feliz; tienen dos hijas y tres nietos. Ambos aman a Dios y le sirven mientras disfrutan de una hermosa estabilidad en todos los ámbitos de su vida.
De pronto, su existencia se ve dinamitada por un comunicado que quiebra los pilares de su vida. De tal calibre es el seísmo, que la fe de Julio se resquebraja y comienza una feroz lucha entre la esperanza y la desesperación.
En este drama interviene el mundo de la luz, utilizando como cauce a tres niños que, sin duda, harán vibrar las fibras más sensibles de los lectores. Pero también interviene el mundo de la oscuridad. De ese modo comprobaremos que lo que ocurre en nuestro ámbito natural no es sino un reflejo de la batalla que se libra en el mundo espiritual. Asistiremos a la confrontación entre las dos grandes superpotencias: el bien frente al mal. La luz frente a las tinieblas.
Un principado frente a un Rey. Pero una de las dos superpotencias reconocerá la supremacía de la otra. Diamantes en la noche dibujará sonrisas y provocará risas, pero también humedecerá los ojos con frecuencia y ablandará el barro de nuestro corazón, tornándolo en arcilla moldeable. Pero sobre todo, avivará nuestra fe.