Después de haber aprendido a crecer, es tiempo de provocar crecimiento en los demás; eso es lo que aprenderemos en “Es tiempo de inspirar”. Una vida plena no es solamente aquella que crece, sino aquella que ayuda a los demás a crecer. Nadie puede obligar a una persona a cambiar, tan solo podemos inspirarlos a hacerlo, así que ¿cómo ayudamos a los demás a crecer? Lo hacemos a través de inspirarlos a ser mejores, de inspirarlos a que alcancen todo lo que Dios tiene para ellos. Al final del día la grandeza de una vida no viene de la altura de sus logros, sino de la profundidad de sus huellas, por eso ¡Es tiempo de inspirar!