Este libro es un clásico sobre desarrollar la consciencia de la presencia de Dios. Su autor, el Hermano Lawrence (nacido como Nicolas Herman), fraile católico de la orden de los Carmelitas en el Siglo 17, fue un hombre de origen humilde que descubrió el mayor secreto de vivir en el reino de Dios aquí en la tierra. Es el arte de “practicar la presencia de Dios en un solo acto que no acaba”. A menudo afirmaba que es Dios quien se pinta a sí mismo en lo más profundo de nuestras almas. Simplemente, debemos abrir nuestros corazones para recibirlo a Él y a su presencia amorosa.
Como humilde cocinero, el Hermano Lawrence aprendió una lección importante a través de cada tarea diaria: el tiempo que pasas en comunión con el Señor debe ser el mismo, ya sea que estés ocupado en la cocina, con varias personas haciendo preguntas al mismo tiempo, o de rodillas en oración. Aprendió a cultivar la profunda presencia de Dios tan a fondo en su propio corazón que pudo exclamar con alegría: “Estoy haciendo ahora lo que haré por toda la eternidad. Estoy bendiciendo a Dios, alabándolo, adorándolo y amándolo con todo mi corazón”.
Este clásico sin igual ha brindado bendición e instrucción a aquellos que pueden contentarse con nada menos que conocer a Dios en toda su majestad y sentir su amorosa presencia a lo largo de cada día sencillo.