Dios no te creó para arrastarte a través de la vida. Levanta la cabeza. Pon tus ojos en las alturas. Pon tu corazón en Dios. Mira al águila. A partir de este momento aprenderemos de ella. Ella será nuestra pedagoga. Esta aventura valdrá la pena. No olviden ninguna de las lecciones, y entonces seguramente también volarán alto, hacia las grandes victorias.